viernes, 20 de agosto de 2010

Capítulo 3

Despertando, planes desconocidos

El reloj despertador se accionó, su penetrante sonido le hería en los oídos, sobre todo a esas horas en que él quería seguir durmiendo. Le costó mucho acostumbrarse a la distribución de los períodos de sueño dentro del planeta tierra, pero finalmente lo había logrado, habiendo nacido en las colonias del sistema exterior era muy difícil acostumbrarse a la vida en condiciones terrestres, pero creía que finalmente lo estaba logrando. Contrario a lo que se había imaginado en un principio, la tierra ya no estaba tan superpoblada como antes, la colonización del sistema solar y las múltiples guerras habían mantenido el numero de la población mundial en no mayor a unos 11.000 millones de personas, por lo que aún quedaban grandes regiones del planeta sin llenarse completamente. El cielo aún seguía siendo azul, y ese era uno de sus sueños, conocer y ver con sus propios ojos el legendario cielo azul del que tanto hablaban todos.

Finalmente se había acostumbrado a la gravedad terrestre, tardó un poco en adquirir la condición física necesaria, pero al cabo de un tiempo lo logró y en menos de lo que la mayoría esperaban, el provenía de Europa, en Júpiter, y allí las condiciones gravitacionales eran parecidas a las de la tierra, Europa era relativamente menor.

El sonido del despertador seguía hiriéndole los oídos, sentía que su cuerpo estaba atado a la cama, a duras penas logró mover un brazo, buscando con sus manos el botón del condenado aparato que estaba en la mesita junto a él, no lo encontraba. Ya malhumorado y sin mucho que pudiera hacer, Deibys se levantó, estaba empezando a perder el sueño, se frotó los ojos con el dorso de la mano y puso los pies en el piso, caminó hasta la ventana y abrió las persianas, pero momentos después se arrepintió, la claridad le hería más que el sonido del reloj, al que por cierto al fin había divisado y se dirigió a detener el terrible sonido.

Descendió hasta la cocina y decidió preparar algo de comer, debía admitir que la comida en la tierra tenía ciertamente un mejor sabor que la que estaba acostumbrado a comer en el espacio, pero aún no se acostumbraba al sabor del agua, resultaba demasiado dulce para su gusto, pero faltaban más de 3 años para regresar al espacio, así que convenía ir tomando la costumbre. En el refrigerador no tenía mucho, pero había harina de trigo para preparar las legendarias panquecas, un plato que según se decía tenia casi un milenio de antigüedad, al igual que el pan. Revisó en el computador de la casa, tenía unos cuantos mensajes, nada interesante comprobó al revisar la lista de remitentes.

—Nunca envían nada que valga la pena leer. —Comentó con voz pastosa, aún había un dejo de sueño en sus movimientos cansados. De pronto notó uno de Paola, una de sus compañeras de estudio(estaba en la tierra para asistir a la universidad). Lo abrió, era un mensaje de audio.

—¡Hola Deibys, buenos días! —Se dejó escuchar la voz de una joven por el parlante mientras el monitor mostraba una imagen de la chica.— Recuerda que hoy debemos ir a la clase de diseño y tenemos tarea pendiente, es después de mediodía, no te vayas a quedar dormido como siempre, pasaré por ti a eso de las 10, ¿Está bien? ¡Nos vemos!

Deibys miró el reloj.

—¡Las 10 ya! —Exclamó al ver la hora. Salió corriendo al baño, luego descartó la idea y decidió ir hacia su cuarto, y estaba llegando cuando notó que algo olía a quemado.— ¡Maldición! ¡La comida!

Tomó a toda prisa unos pantalones y regresó corriendo por las escaleras hacia la cocina y casi estaba llegando cuando notó que alguien tocaba la puerta. Una voz femenina sonó por el comunicador.

—¡Deibys! ¿Estás allí? Soy yo, Paola.

—¡Oh, sí, sí estoy, dame un segundo! —Distraído completamente arrojó los pantalones al suelo, apagó la cocina y regresó a toda velocidad a la puerta para abrirla y responder casi sin aliento:— ¡Buenos días! Disculpa el retraso, ¿Cómo estás?

—Este… Bien… —Dijo, con un extraño tono de voz, como de risa contenida. Deibys notó que tras él estaban dos chicas más que le miraban con cara rara.

—¿Qué pasó? —Preguntó él intrigado. Paola señaló sus piernas.

—Estás en ropa interior, tonto. —Dijo, con escaso disimulo, luego como para desviar el tema, preguntó:— ¿No huele como que algo se quema?

—Se quemaba… —Respondió Deibys, y segundos después cerró la puerta.— ¡Permíteme unos segundos!

A varios kilómetros de allí, en la ciudad, un auto se detenía frente a la universidad, la calle estaba algo vacía, no era una región en la que transitaran muchos autos, sobre le medio de la calle se erigía una vía aérea de un tranvía magnético, el complejo universitario era realmente grande, con casi 16 kilómetros cuadrados de edificios, aéreas verdes e instalaciones de estudio, entre otras cosas.

Dos hombres estaban sentados dentro del auto, los vidrios estaban cerrados, desde fuera parecía que esperaran a alguien, pero la verdad sólo conversaban entre sí, uno de ellos se llamaba Lorenzo, el otro Junior, sus rostros apenas eran visibles y difícilmente se lograba distinguir algo.

—¿Cuándo empezarán? —Preguntó Lorenzo, ambos se habían mantenido en silencio todo el trayecto hasta que llegaron a los terrenos de la universidad.

—Aún no lo sabemos. —Respondió Junior, jugaba entre sus manos con un anticuado encendedor de cigarrillos.— Las informaciones de Prometeo se han vuelto confusas, posiblemente se avecine una nueva guerra, una de gran envergadura.

—¿Una nueva guerra? —Repitió Lorenzo confundido.— Pero… ¿Eso no podría interferir con sus planes?

—El alto mando y Prometeo están de acuerdo en que no supondrá un gran cambio. —Dijo Junior.— La organización y el proyecto pueden sobreponerse a la situación con un mínimo de diferencias con respecto a las predicciones originales.

Lorenzo contempló a la gente pasar mientras sopesaba todas las posibilidades, lo que ocurría en ese momento y lo que pudiera ocurrir, estaba a sólo unos meses de salir del planeta tierra rumbo a Ganimedes. Luego preguntó:

—¿Qué tan grande será la guerra?

—Muy grande, quizás involucre a todo el sistema solar exterior. —Respondió Junior.— Escogiste un mal momento, la Federación es muy inestable, y Neptuno es toda una fortaleza, los intereses de las republicas marcianas están en juego.

—¡Y dices que eso no afectará sus planes! —Exclamó Lorenzo exasperado y casi con burla.

—Hemos estado desarrollando nuevas tecnologías basadas en Interferencias Electromagnéticas de tercer grado, diseños efectivos de cañones Gauss, Campos Tesla, cosas así. —Declaró Junior.— ¡Tu no te preocupes, tenemos una carta de triunfo que nos hará insuperables! Creo que debes bajarte aquí, aun tienes cosas que hacer en este antro de la educación.

—¿Y tú que harás? —Preguntó Lorenzo mientras se bajaba.

—Estaré un tiempo en este planeta. —Respondió Junior encendiendo el auto.— Luego regresaré. Si de verdad estás interesado, contáctame, estaremos agradecidos de contar con tus habilidades.

Y acto seguido el auto arrancó apenas Lorenzo cerró la puerta. El joven se quedó pensativo. Siempre pensó que no había lugar para los rebeldes en este mundo, pero comenzaba a cambiar de opinión.

Bueno, bueno, este es el cap de hoy, no me queda mas que decirles que los veré la próxima semana con el cap 4, sinceramente espero que les haya gustado, no me queda más que dejarles el link de descarga del pdf del capítulo y recordarles que espero leer sus comentarios para saber qué debo mejorar y poder ofrecer una mejor calidad! Hasta pronto!!!

Capítulo 3

1 comentario:

Nemo dijo...

Jaja coño e la m.... me estoy riendo aun, que capitulo tan gracioso. 100% Deibys!!!! XD