sábado, 11 de septiembre de 2010

Capítulo 9

Orion Chains

Cayó la noche en el planeta tierra, mientras Frost y Winer conversaban con Junior, lejos, a varios kilómetros de allí, en el mismo país, Deibys llegaba por fin a su casa. Era detestable tener que usar el transporte público en las noches, todo en la ciudad se pone muy agitado, y el transporte es particularmente pesado, ni los taxi daban paradas, lamentó no haber ido con alguna chica, quizás así tuviera más posibilidades de tomar uno. Pero eso ya daba igual, había llegado a casa, lo primero que hizo fue encender la televisión.

—¡Televisión! —Ordenó, y el comando de voz la encendió.— Dame el canal del tiempo, por favor, hoy estaba haciendo mucho calor.

No hubo una voz en respuesta del aparato, pero este de inmediato obedeció la orden y proyectó en la pantalla a la figura de un hombre de mediana edad, parado delante de un mapa de la región explicándolo con un señalador. El aparato estaba en la sala de la casa, tenía calor, el aire acondicionado estaba funcionando, así que se dejó caer sobre el sillón de la sala y cerró los ojos, puso sus manos en sus cabellos y soltó un gran suspiro. Segundos después se lamentó, una vez sentado allí le costaría muchísimo reunir fuerzas para levantarse, y tenía ganas de darse un baño.

—¡Usted tiene una video-llamada en la primera línea! —Informó una voz en los parlantes del vestíbulo.

—Ponla en la pantalla de la sala. —Ordenó Deibys.— Cancela la señal de la TV.

Acto seguido, se esfumó la imagen del hombre y el mapa, y otra en su lugar apareció. El rostro le resultó familiar, era una prima suya de la Federación a quien tenía un tiempo sin ver, el mensaje era de la estación espacial Andrómeda.

—¡Hola Deibys! —Saludo la chica.— Oye, esta es una llamada rápida, veo que estas algo cansado, así que sólo quiero hacerte una pregunta.

—¡Hola Gabriela! —Respondió Deibys.— Está bien, dime qué necesitas.

—Bueno, no sé si has visto las noticias últimamente, —Respondió la chica, en la pantalla se le veía algo preocupada.— Pero las cosas no han estado muy bien por aquí, en la estación, ha habido muchos problemas, y quería pedirte si me permites ir a pasar un tiempo en tu casa, mientras todo se calma.

—Oye, espera, ¿Por qué? ¿Qué paso? —Preguntó inmediatamente Deibys, incorporándose en su asiento.

—Pon las noticias y te enterarás tu mismo. —Respondió Gabriela.— La verdad no quiero hablar de eso horita.

—Bueno, está bien, puedes quedarte. —Le respondió Deibys.— Sólo avísame cuando salgas, pondré las noticias y me informaré. ¡Hasta entonces!

—¡Sí, hasta entonces! —Respondió Gabriela, y acto seguido finalizó la transmisión. Inmediatamente Deibys se puso de pie, las noticias habían aparecido en la pantalla al terminar la llamada.

En estos momentos, el grupo armado se ha declarado por la secesión de las Colonias de Titán, en Jupite, de la Federación. —Decía el presentador en la TV, mientras mostraban la pantalla dividida, en un lado, un hombre, vestido con frac y en lo que parecía ser una rueda de prensa, debajo aparecía el rotulo de Canciller de la Federación, en la otra mitad de la pantalla, se veían varios edificios destruidos, así como naves inutilizadas y destrozadas en uno de los puertos espaciales, el rótulo ponía “Puerto espacial 17, Europa, Júpiter”.— El atentado se produjo a las 19 horas, según el contador de la Estación Espacial Galadros, una carga aún desconocida de explosivos se detonó en el puerto espacial número 17, de las colonias de Europa, en el sistema de Júpiter, la acción había sido prevista por un grupo armado que envió sus declaraciones a la prensa en un video hace tan solo unas 8 horas, el grupo se hace llamar Orion Chains y, repetimos, pide la secesión de las colonias de Titán, en el sistema de Saturno, de la Federación.

* * *

El lugar estaba en ebullición, Marilyn bajó del transbordador y Salió lo más rápido que pudo del puerto espacial, ingresó sin muchos problemas en el primer nivel de la estación espacial Andrómeda, el nivel de ingreso y al mismo tiempo el nivel comercial, en esos momentos era el lugar más seguro, en donde hubiera más gente, había policías y agentes de de la Federación por todos lados, y aunque los del servicio secreto nunca llevaban identificación, Marilyn creyó reconocer a algunos. Sacó su teléfono y marcó una llamada, miraba a todos lados, quizás pudiera encontrar un café o algún restaurant.

—¿Tertius? —Dijo Marilyn al teléfono.— Soy yo, Junius, esto aquí es un caos, no puedo localizar a Fényx así, tengo entendido que aún no le habían atrapado, ¿Cierto?

—No, aún no. —Respondió una voz por el auricular, era una voz distorsionada con algún efecto extraño.— Ten cuidado por lo que hablas por aquí, las líneas pueden estar interferidas ya, este no es un medio seguro.

—¿En dónde nos vemos entonces? —Preguntó Marilyn, divisó un restaurant y se dirigió hacia él a toda prisa.

—No lo haremos. —Respondió la voz de Tertius.— Esta estación no es segura. Nos cercarán a todos tarde o temprano. El incidente de Orion Chains no ha pillado por sorpresa.

—¿El de quién demonios? —Pregunto inmediatamente Marilyn, acababa de ingresar al restaurant y se fue directo al baño para damas, en el momento en el que ingresaba en uno de los cubículos se hoyó una gran conmoción proveniente de afuera.— Escúchame, hay un hombre en apuros aquí, no quiero que le maten, algo muy raro está pasando, muchas cosas se están saliendo de los planes.

—La base de operaciones en Andrómeda se retira, Junius. —Dijo Tertius tajantemente.— Soy el único que queda aquí, ¿Entiendes? Mi orden es retirarme, Fényx es un caso perdido, te daré dos horas más para que lo encuentres, hay una cápsula de escape en el nivel 18, es segura, y tiene las coordenadas de nuestra nave, esperará en el espacio 4 horas más antes de recibir la señal, sino nos llega, nos iremos sin ustedes.

—Dos horas para dar con Fényx y al menos cuatro horas para llegar a la cápsula y mandar la señal antes de partir. —Dijo Marilyn, bajando un poco la voz, pues acababa de escuchar como se abría la puerta del baño.— Está bien, lo tengo, eso son 6 horas.

—Una cosa más, Junios. —Dijo Tertius, Marilyn notó algo extraño en su tono de voz. Afuera, el alboroto parecía comenzar a calmarse.

—¿Qué?

—Si ves que Fényx está en una situación muy peligrosa, —Respondió Tertius.— No intentes salvarlo, mátale antes de que lo capturen, si ya ha sido capturado antes de que llegues, busca la manera de matarlo y luego usa la cápsula del nivel 12, que es de una sola persona, y tiene coordenadas diferentes.

—¿Matarlo? —Preguntó Marilyn desconcertada.

—Sí, así es. —Respondió Tertius.— No podemos permitir que se filtre información que delate nuestra existencia a la Federación, ya tenemos bastante con el Grupo Óberon.

Marilyn guardó silencio un momento antes de responder, meditando todo cuidadosamente y escuchando con atención los ruidos del exterior. Luego respondió:

—Entendido, lo haré. En caso de que no pueda sacarle de aquí y la situación sea muy arriesgada, lo mataré.

martes, 7 de septiembre de 2010

Capítulo 8

Revelación II

Gabriela no tuvo tiempo de entender lo que ocurría, en cuestión de segundos Fényx saltó al piso empujándola, una lluvia de balas destrozaron el cristal de la ventana e impactaron contra las paredes de aleaciones de metal con que estaba hecho el edificio, apretó el cuchillo entre sus manos, se levantó todo lo rápido que pudo y corrió hacia el pasillo que conducía a las habitaciones, pequeñas ráfagas seguían golpeando la sala a través de la ventana, eran balas de metal, eso era seguro, y estaban disparadas desde una larga distancia, de lo contrario habrían atravesado la pared. Corrió por el pasillo a toda prisa, al entrar en uno de los cuartos vio a Evelyn refugiarse en la cocina, en el otro extremo del apartamento. Irrumpió en una de las habitaciones y con la navaja rasgó el colchón para sacar pedazos de sábana y corrió de regreso hacia la sala, una pequeña nube de un extraño humo color naranja comenzaba a crecer en su interior.

—¡Lo que me faltaba! —Exclamó, lanzándose al piso, las ráfagas ya no golpeaban contra la pared, pero no era de fiarse.— ¡Gabriela! Toma, usa esto, no respires este gas.

Al encontrarla le alargó el pedazo de sábana que había cortado, ella seguía tendida en el suelo, mirando todo muy asustada, Fényx lo entendió, no todos los días disparan balas de tungsteno hacia tu casa. Calculó que tenía unos 7 u 8 minutos antes que la policía apareciese, si le atrapaban allí sería su fin.

—¿Por qué tú no tienes uno de estos? —Le preguntó Gabriela, señalando el trozo de sábana.

—Yo no lo necesito.

—¿Por qué?

—No importa, escúchame. —Le dijo, aprovechando el silencio del asedio.— La policía aparecerá de un momento a otro.

—¿Qué cosa? —Le preguntó desconcertada, sin entender nada, mientras respiraba a través del pedazo de tela, que actuaba como filtro.

—Ellos no saben nada. —Continuó Fényx, sin inmutarse.— Pero diles que entré aquí a la fuerza e intenté secuestrar el lugar, de esa manera quedarás libre de todo esto, ni te van a relacionar, no les di tiempo a instalar el sistema espía, posiblemente apenas estaba llegando cuando vieron que me iba y por eso comenzaron a disparar. Así que tú les dirás eso y pedirás que mantengan el área vigilada, para que nadie se acerque. Bueno, de acuerdo, ¿Entendiste lo que harás?

—¡Ni una palabra!

—¡Buena chica! —Dijo Fényx, sin hacerle caso.— Ahora me voy.

Y acto seguido se levantó y corrió hacia la puerta, el censor de peso activó la puerta y esta se abrió a tiempo para saltar por ella, segundos después las balas cayó una nueva ráfaga de balas sobre la puerta. Fényx corrió rápido por los pasillos, lamentó no tener una mejor arma, con ese aspecto seguro cualquiera creería que se trata de un maniático. No usó los ascensores, había cámaras allí y podían atraparle fácilmente dentro de él. Corrió por las escaleras y se precipitó hacia la calle, escondiendo la navaja entre sus ropas de nuevo. Dobló en una esquina y abandono el vecindario, apenas dobló por allí, naves de la policía aparecieron por la otra esquina.

* * *

El crucero privado partió del doceavo puerto de Galadros a las 19 horas, iba rumbo al sistema solar interior, hacia las colonias de la base del monte Olimpus, en Marte. Era lo que podía llamarse un viaje de primera clase, salía de allí en ese momentos dos personajes reconocidos en la federación, uno de ellos era Alexander, actual general de la flota de la Federación, el otro era Carlos, el antiguo ministro de defensa de la Federación, hacia 4 años atrás.

La nave en la que viajaban pertenecía a Carlos, había sido bautizada como Artemisa y había sido fabricada en la tierra hacía varios años, no obstante, el contacto con la Federación y las colonias del sistema solar exterior le permitió dotarse de continuas actualizaciones y era una nave muy versátil.

En esos momentos, Carlos y Alexander caminaban por el puente de mando, ambos examinaban con mucho interés el desempeño de la tripulación, aunque la charla que sostenían era por estricta cortesía, sólo intercambiaban las palabras que consideraban necesarias mientras esperaban el momento propicio para iniciar la autentica discusión, y ese momento llegó cuando la nave salió del área de alcance de la estación de Galadros. Se dirigieron a una habitación que se encontraba en el nivel superior al puente, era una habitación amplia, con ventanales reforzados que permitían observar el espacio exterior, sembrado de estrellas, la visión de la Vía Láctea resultaba sobrecogedora, no importaba cuántas veces se la haya visto, también había en la habitación una inmensa mesa rectangular, no había ningún asiento a la vista, pero ya algunos platos con diversos alimentos estaban servidos sobre ella. Los dos personajes rodearon la mesa, Carlos tomó una copa y la llenó con vino.

—Bueno, ahora discutiremos los asuntos que nos importan, general. —Dijo Carlos, caminando hacia el ventanal y contemplando el espacio con interés.— Como ustedes sabrán, se avecina un gran movimiento, una sacudida al sistema solar exterior, una sacudida que le viene bien merecida.

—Me temo que en eso tiene usted razón. —Respondió Alex, caminando hasta situarse a su lado, aunque contemplaba la mesa en lugar de la gigantesca ventana.— Tenemos problemas serios con Titán, al parecer ha hecho aparición un grupo terrorista que busca la secesión de la Federación. Muy conveniente, ¿No cree?

—Es una guerra necesaria. —Declaró Carlos simplemente.

—Puede que sea necesaria o no. —Respondió Alex.— Pero es a mi gente a quien le están pasando factura, no a la suya.

—En fin, deberán encargarse de sus problemas antes que empeoren, esto sólo es para crear antecedentes en la conciencia de los demás, para preparar el camino. —Dijo Carlos, luego miró a Alex.— Claro, no quiero decir que yo esté involucrado, pero creo saber como piensa esta gente y sé que esa es la idea que está en sus mentes.

—Supongo que la crisis de Titán no es lo que le interesa descubrir a usted, ¿No? —Le lanzó Alex, volteándose también hacia él.— Me trajo hasta aquí por otras cosas.

—En efecto, necesitaré ayuda, y he pensado en colaborar con ustedes. —Respondió Carlos.— Hay cierta organización detrás de todo esto, desconocemos su nombre hasta ahora, pero sí sabemos que tienen actividades en algún lugar dentro del Cinturón de Asteroides, posiblemente su base esté allí.

—Un buen lugar para ocultarse, nadie podría rastrearlos allí. —Agregó Alex. — He oído hablar de esa organización, recientemente hemos tenido problemas con ellos en Andrómeda, casi capturamos a un intruso, un infiltrado quizás, y perdimos a uno que habíamos capturado en Ganímedes.

—Como siempre están mejor informados que yo. —Dijo Carlos.— Los servicios de comunicación de la Federación son envidiables. Perseguimos fines comunes, usted y yo: atrapar a esa organización. Sé que les han seguido la pista desde hace décadas. Pero ellos son más hábiles de lo que usted se imagina. Di con ellos gracias a una especie de Arca de Noé llamada Proyecto Prometeo.

—¿El Proyecto Prometeo? —Repitió Alex.

—Si, un proyecto de investigación y desarrollo de manipulación genética de tercer grado. —Respondió Carlos.— Sé que eso le asombra, hace más de un siglo que están prohibidas ese tipo de investigaciones y experimentos. Pero ellos han seguido haciéndolos, y además, han tenido éxito. El Proyecto Prometeo es la más ambiciosa empresa que haya emprendido la humanidad. Pero debemos detenerla antes que nos destruya.

—¿Y cuál es esa tan ambiciosa empresa de la que habla? —Replicó Alex, hablando con tono irónico.

—¿Qué cuál es? —Rió Carlos con incredulidad.

—Sí, esa es mi pregunta.

—Pues que la humanidad sea capaz de controlar su propia evolución.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Capítulo 7

Los planes

El humo de los cigarrillos empezaba a molestarle ya, al fondo un viejo karaoke sonaba con canciones que desconocía y un par de hombres, ya afectados por el alcohol, cantaban desafinadamente una triste canción. Junior se revolvió en su asiento, estaba cansado de esperar, a decir verdad le molestaba esperar por tanto tiempo, aunque se preguntó por qué demonios no se había acostumbrado ya, siempre le hacían lo mismo, le decían un hora, llegaba él, y los demás llegaban dos horas después… cuando llegaban.

Recostó los codos de la mesa y le echó un sorbo al vaso de cerveza que tenía enfrente, estaba amarga, debió haber pedido de otra marca, pero ya que. La puerta del bar se abrió en ese momento, la atmósfera, que permanecía oscura, se iluminó momentáneamente mientras la puerta se abría y se cerraba de nuevo velozmente a través del sistema corredizo electrónico. Presintió que esta vez la puerta se había abierto por él, así que se enderezó sobre su asiento, se bebió lo que quedaba de la cerveza de un buen trago(arrugó un poco la cara, en verdad no tenía buen sabor) y puso un vaso al lado, en cuanto dirigió la mirada al frente vio un par de rostros conocidos.

—Han llegado tarde. —Les dijo Junior simplemente, frente a él habían dos figuras casi disparejas, una era una chica, pequeña, de cabello largo y delgada, el otro, un joven delgado y alto, de aspecto un poco desaliñado y cabello largo también.

—Nunca pusiste una hora en específico. —Dijo la chica mientras pedía unas bebidas para todos al camarero que se había acercado hasta ellos.

—Sabía que había olvidado algo… —Comentó Junior, como si darle importancia a la cosa.— ¿Ustedes dos son los únicos que se acercarán por acá el día de hoy?

—Si, a decir verdad sólo nosotros dos. —Dijo la chica, puso su bolso sobre la mesa y sacó una pequeña computadora de mano, era de última tecnología, pantalla y teclado holográficos, y exploración en tercera dimensión, sólo era un pequeño cilindro de metal que colocó en la mesa y que al apretar un botón desplegó la pantalla holográfica en el aire.– En cuanto me avisaste apenas y me dio tiempo de reunirte una tripulación decente, y sólo me dio chance de traer a Winer.

—Eso es porque siempre anda contigo. —Le dijo Junior socarronamente.— Podrías cambiar de goma de mascar, ¿Sabes?

—No, a decir verdad esta me gusta mucho. —Replicó la chica sin desconcentrarse de su computadora, con los dedos iba apartando pequeñas pantallas luminosas en busca de un archivo en específico.— ¡Diablos! Sé que lo dejé por aquí, le cambié el nombre para no tener problemas y lo cifré, pero no recuerdo en dónde demonios lo puse.

—Oigan, yo estoy aquí. —Dijo Winer, mirando a ambos chicos.— Dejen de hablar como si no estuviera. Y tú podrías al menos hacer el intento de saludar.

—¡Ha, perdón! —Dijo Junio, poniendo un tono sarcasmo en su voz.— ¡Hola Winer, Hola Frost, olvidaba que los había visto hoy en la mañana también!

—Bueno, como sea, no importa. —Interrumpió Frost, estaba mirando con mucho interés una de las pequeñas pantallas flotantes.— Creo que ya he encontrado el archivo, pero esperemos que se convierta a un formato inteligible para un ser humano, está cifrado.

—Yo ya conseguí una nave. —Dijo Junior, y sacó unos papeles de su bolsillo y un par de fotografías, en ese momento se acercó el mesero y trajo tres tasas de café, esperó a que el mesero se fuera para poder continuar con la conversación, tomó la taza de café, le dio un sorbo y extendió nuevamente la información sobre la mesa.— Yo no poseo tecnología de última moda, como tu, me he tenido que andar con esto a la antigua. —Junior dio otro sorbo a la taza de café y la alzó en dirección a Frost.— ¿Pediste café?

—Si cuando lo probaste estaba amargo y se veía de color negro, entonces es probable que te hubiera café en esa taza. —Respondió Frost burlonamente, y luego puso cara de desconcertada al preguntar:— ¿Por qué? ¿Te dieron otra cosa?

—Payasa… —Le replicó Junior.

—Es que yo quería un capuccino. —Comentó Frost, con un tono de voz inocente.— Y el mío sabe a capuccino, no sé el tuyo.

—En fin —Continuó Junior, ignorando el comentario de Frost.— Conseguí una nave, la misión es sumamente especial y posiblemente se los contrate por un buen tiempo. Piden a personas altamente calificadas, por eso pensé en ti, tienes contactos mejores que los míos.

—¿Piden? —Preguntó Winer, quien no había probado nada de café.— ¿Quiénes las piden?

—Es un “grupo especial.” —Dijo Junior, mirando a Winer.— Es una especie de compañía, pero descuiden, no escatiman en costos o pagos, todos recibiremos lo que nos prometan. La nave es de lo mejor que hayan visto nunca, no obstante, estamos escasos de personal, si bien la nave posee su propio equipo de ingenieros que viajaran con nosotros durante las misiones, necesitamos personal calificado para trabajar en condiciones especiales y con experiencia.

—¿A qué te refieres con condiciones especiales? —Preguntó Winer, aunque Junior sospechaba que este ya conocía la respuesta, no obstante igual se la dio.

—Combate, situaciones bajo presión, infiltración. —Respondió Junior.— Necesitamos a un capitán sobre el puente de mando y a un estratega, al capitán ya lo tengo, pero no he dado con ningún estratega aún. Conseguir que Toro aceptara el puesto de Capitán ha sido demasiado ya.

—¿Toro? ¿Es él? —Preguntó Frost con cara de incredulidad.— Ah, está bien, seguro nos matamos todos en la primera misión, si es que no nos mata en los preparativos.

—Tu, serás la jefa de los operadores. —Le dijo Junior a Frost en el Acto.

—¿Yo? —Preguntó sorprendida, tomada por sorpresa.

—Así es, eres la mejor programadora que conozco por este lado del sistema. —Le dijo Junior.— Además, eres una hacker, la mejor, eres tan buena que ni siquiera han sospechado de ti.

—Eso es otro asunto. —Dijo Frost, y luego dio vuelta a la pantalla luminosa de su computador.— Agradezco que me nombres como jefa de los operadores, más vale que tengan un buen personal. Ahora te mostraré esto.

—¿Qué tienes allí? —Preguntó Junior, inclinándose sobre la mesa y mirando detenidamente los archivos mostrados en las pantallas holográficas.

—Son los expedientes de tu posible tripulación. —Respondió Frost, dando un sorbo a su taza de café, que ya iba por la mitad, aunque Junior no se percató en qué momento llegó hasta allí.— Verás, no me distes muchos datos, no sé qué haremos exactamente, y no sé quiénes son exactamente los que están detrás, por lo que me explicaste, necesitas gente con experiencia en negocios “grises”, doble caras si es posible, o gente que no aparezca en el sistema. Esa que tienes allí es una lista de los posibles candidatos y sus expedientes, y también cómo contactar con ellos. Yo acepto, evidentemente, el trabajo, y esa lista es la prueba. Sólo pido una cosa.

—Está bien. —Dijo Junior.— ¿Cuál es?

—Quiero partir yo misma hacia Ceres mañana, con Winer. —Dijo Frost, Junior le miró asombrado, pero no tuvo oportunidad de replicar, Frost no le dejó.— Quiero ver primero que nadie y con mis propios ojos a esa nave que llaman el Arca del Diablo.

Por un momento Junior se quedó en silencio, sin saber cómo reaccionar, le miraba incrédulo, incapaz de creer las palabras que acababa de escuchar.

—¿Cómo tuviste acceso a esa información? —Le preguntó atónito, estaba confundido, ¿La había sacado de él acaso? No, se había estado cuidando muy bien, de hecho llevar todos esos papeles encima era una precaución, los papeles no son leídos por las computadoras, él no usaba ninguna, se había estado cuidando de que no siguieran su rastro gracias a eso.

—Tú mismo lo has dicho. —Le respondió Frost con una torcida sonrisa macabra.— Soy la mejor Hacker que encontrarás en este lado del sistema solar.

Bueno, he aquí el cap 7, ya hemos pasado la mitad de la temporada, Frost, sé feliz!!!