miércoles, 9 de marzo de 2011

Capítulo 2

Infiltrados

Bitácora del Capitán: se ingresó al puerto espacial numero 12 en la estación espacial orbital de Ragna a las 0400 horas según horario terrestre, las 2500 del horario de Neptuno. El 80% de la tripulación se encuentra aún en estado hibernación, se procederá a despertarles a las 0430(2550), carga de permisos satisfactoria. No hay novedad en el puente de mando.

Toro se incorporó, se encontraba sentado en su puesto en el Puente de Mando del Arca del Diablo. La nave estaba realmente silenciosa, después de un viaje de más de 3 semanas terrestres desde el cinturón de asteroides hasta Neptuno, había sido muy aburrido no estar en hibernación los últimos 9 días, como el resto de la tripulación, lo habían tomado todo por turnos, la capitana de estrategia de la nave, Yepsy, debía permanecer despierta desde el cinturón hasta Júpiter, de allí a Urano fue el turno de Frost, la jefa de operadores, a él en cambio le tocó el trayecto final. Toro contempló el vacío recinto del puente de mando, delante de él la pantalla holográfica mostraba las imágenes del puerto espacial, un cuadro de diálogo inferior le permitía ver el estado en que se encontraba la carga de los permisos de acoplamiento con la estación espacial. Él se imaginó que eso debió de suponer alguna dificultad, pues las especificaciones de la nave y sus características eran únicas en todo el sistema solar, no había ninguna parecida ni capaz de igualarle, por lo tanto al realizar el análisis cualquier sistema notaría esto, los diseñadores en Ceres debieron incorporar un sistema que se encargara de burlar cualquier análisis de elementos ajenos a la nave.

Las dimensiones y proporciones del Arca del Diablo eran variables, estaba constituida por 3 módulos diferentes capaces de separarse entre sí y actuar como unidades independientes, a saber: el primer módulo contenía el Puente de Mando y los cañones frontales, el segundo disponía de las armas laterales, cañones de menor rango y lanzaderas de misiles propulsados por combustibles para ataques a corta distancia, el tercer módulo disponía del hangar para el despegue de las naves y cazas de combate, esta separación en módulos permitía la supervivencia de la nave en situaciones extremas, así como una mayor versatilidad en combates en donde la superioridad numérica supusiera una desventaja. Pero como toda característica, tenía sus elementos en contra: una vez hecha la separación, no podía volver a unirse de nuevo, para hacerlo debía de trasladarse a Ceres, en el cinturón de asteroides, pues la separación suponía la destrucción de los elementos que la componían, un defecto que el grupo de ingenieros de astronáutica no pudieron solucionar. En vista de esto, la separación en dos o tres módulos debía tomarse sólo como último recurso para la supervivencia de la nave y de la tripulación, la decisión debía tomarse en conjunto con el Jefe de Operadores, el Capitán de la Nave y el Estratega de la misma, sin los permisos conjuntos de todos la separación no se llevaba a cabo.

Una gran notificación de texto apareció en el centro de la pantalla, cubriendo parcialmente la imagen de vídeo del puerto espacial, en ella se indicaba que la carga de los permisos se había realizado satisfactoriamente.

—¡Diablos, ahora debo ir a despertar a la tripulación! —Dijo Toro, incorporándose de su asiento y abandonando el puente de mando, la silla del capitán se hallaba en la parte más alta, y detrás estaba una puerta que era de acceso exclusivo para los altos rangos de la nave, daban a los camarotes de estos a través de un pasillo y al final un “ascensor” vertical-horizontal que les permitía trasladarse a las principales zonas de la nave. La atravesó y se dirigió, a través del pasillo hacia el ascensor, que le dejaría en el nivel de los camarotes de la tripulación y el comedor, el más cercano a la zona de hibernación, que se hallaba en el nivel inferior a ese. Si bien la suspensión de la hibernación era automática, los individuos despertaban lentamente y debía atendérseles personalmente. Junto a él estaban despiertos sólo 5 asistentes más, distribuidos entre el cuarto de máquinas y otras regiones de la nave. A esas alturas ya debían estar llegando a la zona de hibernación.

* * *

El despertar no fue precisamente agradable, lo primero que notó Winer es que se hallaba ya en su camarote, en el Nivel de la Tripulación(que era designado como Nivel E en el mapa de la nave). La habitación era de un blanco inmaculado, solo había una cama, un pequeño mesón de superficie magnética para fijar los elementos en condiciones de ingravidez y un “puerto” de acceso digital a la base de datos y a la red de la nave para mantener comunicación. Las sábanas de la cama se adherían a esta de forma inmediata para evitar que quienes dormían en ella flotaran en condiciones de ingravidez. Winer al fin decidió abrir los ojos, sentía que le dolía mucho la cabeza, era lo malo de la hibernación, siempre se despertaba débil y aturdido y uno se tardaba alrededor de 7 u 8 horas en recuperar el estado normal. A su lado notó que se encontraba Frost, flotaba apaciblemente en el aire, las piernas cruzadas una sobre la otra y los brazos tras su cabeza como si apoyara esta en ellos, vestía un uniforme que consistía en un pantalón blanco con una línea negra al medio y una especie de sweater manga larga del mismo color con la misma línea negra a los lados y alrededor del cuello, tenía los ojos fijos en el techo y en la bombilla que iluminaba el camarote, como si realmente hubiera algo interesante que ver allí.

—¿Hace cuánto que salí de hibernación? —Preguntó Winer, con voz pastosa, incorporándose a medias y apoyando sus manos sobre su cabeza, los cabellos los tenía enredados, era mejor darse un baño algo así lo más pronto posible.

—Hace unas dos horas. —Respondió Frost, sin apartar su mirada del techo ni cambiar su postura.— Llegamos al puerto hace 2 horas y media, ya hemos hablado en la aduana, todo marcha bien, Toro lo está haciendo mejor de lo que esperaba. Al parecer no es tan incompetente.

—Es el colmo del orgullo. —Le dijo Winer. Se frotó los ojos, empezaba a sentirse mejor, el dolor de cabeza iría disminuyendo lentamente, aunque seguro perduraría por muchas horas más.— ¿Por qué demonios hace tanto frío?

—La calefacción está a nivel medio apenas, y a esta distancia del sol las temperaturas son muy bajas. —Le respondió Frost, se dio vuelta en el aire y se acercó a él abrazandole.— Descuida, tendrás mucho más frío cuando salgas afuera.

—¿Afuera? —Preguntó Winer con curiosidad.

—¡Así es, ya tienes tu primera misión! —Le respondió Frost dándole un beso en la mejilla y luego separándose de él para acercarse hacia el pulsador que habría la puerta.— Te toca salir junto a 3 pilotos más a explorar la región de los anillos a 3 horas de vuelo espacial de aquí. Ya se te informará lo que debes buscar. Nos vemos en el puente de mando, tienes 20 minutos, arréglate.

—¡Como usted diga, oficial! —Dijo Winer, con una sonrisa socarrona en sus labios, apenas se hubo cerrado la puerta se quedó como en blanco, tratando de reunir fuerzas para llevar a cabo la condenada misión, no era un gran inconveniente, pero soportar el frío iba a ser un verdadero reto. Se terminó de incorporar y fue hacia las duchas, en su mente maldijo el día en que abandonó las calles.

* * *

Neptuno es uno de los llamados Planetas Jovianos, es decir similares a Júpiter: es un gigante gaseoso, en su interior se arremolinan grandes cantidades de gases, principalmente hidrógeno, envueltos por un poderoso campo magnético, ese campo magnético tiene una distribución desigual, la parte más delgada del campo es la que está siempre de frente al sol, mientras que la más densa está en la parte trasera del planeta, esto se debe al viento solar, que impulsa el campo magnético neptuniano hacia atrás produciendo una especie de campana, esto hace que la zona del ecuador que está detrás de éste esté casi vacío y el campo magnético es considerablemente más bajo allí. Su singular estructura(con fluctuaciones bastante complicadas producto de los satélites del planeta joviano) hace que todas las estaciones espaciales orbitales giren en torno al ecuador, para evitar el poderoso y demoledor campo magnético que destrozaría los sistemas de computadora de cualquier nave espacial. La peculiar inclinación del campo magnético hacen que el dinamismo del mismo sea difícilmente predecible.

Todas estas características desventajosas obligaron a los habitantes de esa república a revolucionar continuamente su aparataje tecnológico tratando de adaptarse al medio violento del planeta y sus alrededores, pero el reto sin duda fue el descenso al interior del planeta. El planeta posee en su centro una fuente de calor que es inaccesible al ser humano, dadas las condiciones extremas, esta fuente de calor tiene variaciones de intensidad que son difíciles de predecir, debido al complicado y extremo clima, la velocidad de los vientos supera los 1.500 Km/H, y la formación de tormentas gigantes es común. Sin embargo, la abundancia de hidrógeno permitió que se construyeran reactores a base de este elemento que sustentaban de energía nuclear(un sistema primitivo, pero altamente eficaz y perfeccionado) a todo el sistema de colonias internas, las colonias mismas, que son como estaciones espaciales, se desplazan en la misma dirección de los vientos, y tratan de evitar las tormentas gigantes que se forman(cuyas vientos exceden los 2.500 Km/H de velocidad) mientras la actividad climática es monitoreada desde fuera, desde las estaciones espaciales orbitales.

Existen un total de 207 colonias en el interior, siendo la más grandes de hasta 60.000 habitantes; el total de la población en Neptuno es de unos 6 millones de personas. La especialidad del planeta es la producción de armamento, de tecnologías astronáuticas y de diamantes de carbono y la recolección de cristales de metano.

Alrededor de Neptuno habían 9 estaciones espaciales, de las que la estación Ragna era la número 4, es un puerto estrictamente comercial con escasa vigilancia militar, pero mucha intervención de la policía y principal sede de la aduana. Era una estación de 9 niveles, siendo el nivel 1 y 2 los inferiores y donde se localizaban los hangares, el nivel 9 era estrictamente administrativo y poseía un hangar reservado sólo para las autoridades de la república y para naves destinadas a asuntos oficiales.

Junior y Frost fueron designados para la tarea de descender al puerto, debían encontrarse con el “contacto” allí. La estación era considerablemente grande, espaciosa, definitivamente Neptuno era singularmente diferente a todo el sistema joviano, con una tecnología comparable sólo a la que se tenía en la tierra, pero muy diferente. El hangar era como cualquier otro, grandes espacios de presurización encerrados por compuertas y con enormes puentes de transporte que permitían a los miembros de las tripulaciones de las naves descender de estas. Era una fila de 12 puentes, lo que daba una capacidad de 24 naves de carga, una cantidad considerable. Al final del puente se ingresaba a un pasillo que daba a los puestos de la Aduana y Extranjería. Eran oficinas de paso obligatorio, Frost y Junior presentaron sus papeles y un informe(falso) sobre la carga que la nave debía recoger, en el informe se especificaba que debían recoger un cargamento de cristales de metano para uso industrial en Marte, la recolección es larga, por lo que se justificaba que la nave permaneciera en el puerto de Ragna por, al menos, 6 semanas. Acto seguido ascendieron al nivel 4, la zona de intercambio comercial, el primer nivel destinado a esto, en realidad la zona de intercambio comercial abarcaba los niveles 4 al 7, los niveles 8 y 9 eran de uso estrictamente de control y administrativo respectivamente, mientras que el 3 suponía los cuarteles de mando de la policía y el hangar de salida de transbordadores hacia el interior del planeta, era norma que ninguna nave podía entrar a Neptuno sin importar su origen, cosa que se entiende, pues una nave espacial no sería capaz de soportar las terribles condiciones climáticas del gigante gaseoso.

—Es extraño, pensé que habría mas presencia del ejercito aquí. —Comentó Junior, se había desecho del uniforme blanco de la nave y usaba solo una chaqueta de cuero de un color pardo claro y unos pantalones negros. Andaban por un pasillo bastante amplio ascendiendo hacia la entrada del nivel, puesto que se hallaban en condiciones de ingravidez había una serie de correas que se movían unas hacia arriba y otras hacia abajo y de las que las personas se sujetaban para ser llevados hacia uno u otro lado. Frost estaba a su lado, en una correa paralela y vestía de forma similar, solo que sus ropajes eran completamente negros.

—Eso te pasa por llegar tarde al Puente de Mando. —Respondió Frost, con una mano se sostenía de la correa mientras que con la otra revisaba unos datos en su pequeña computadora portátil, parecía no despegarse de ella.— Tu amiga la estratega nos ha explicado todo, este puerto es una especie de Zona Franca, sin embargo hay tratos especiales, si fuéramos de la Federación no tendríamos que haber pasado por tanto problema en la aduana, pues con ellos hay convenios y tratados, Neptuno tiene poco trato con los que son del sistema solar interior, por eso hemos tardado como 3 horas en poder bajar de la nave y por eso nos preguntaron tanto en la Aduana.

—Bien, eso explica un poco las cosas. —Continuó Junior, casi se acercaban ya al final de la subida.— Pero eso no contesta mi pregunta. ¿Acaso el hecho de que sea una zona franca implica que deban tener tan poca seguridad?

—Ve tu a saber, yo no diseñé las leyes de este planeta. —Respondió Frost, apagando el computador y guardándolo en uno de los bolsillos de su ceñido pantalón.— Es mejor alegrarnos por eso, significará mayor libertad para movernos, pero no seas tan descarado, está alerta, puede que sean Policías, pero son de los mejores del sistema joviano.

—Está bien, está bien, no te preocupes. —Respondió Junior, finalmente habían llegado, ya podían caminar un poco mejor, la había un poco de gravedad, débil, pero la había, como la gravedad de la luna o algo parecido.— ¿Por qué podemos caminar?

—El milagro de la tecnología de Neptuno. —Respondió Frost con una sonrisa en sus labios.— Son los mejores en todo el maldito sistema solar, nunca dejan de asombrarnos. ¡Andando!

Era una especie de enorme calle, llena de comercios y establecimientos, como si fuera un enorme centro comercial, complejos enteros dedicados a oficinas y cedes de diferentes empresas, la calle estaba llena de un enorme colorido, cientos de anuncios a los lados, a lo ancho y a lo largo, el techo se encontraba bastante alto, quizás a unos 17 o 20 metros; a su alrededor una multitud de gente iba y venía por todos lados, no prestaron atención, se dirigieron hacia delante, Frost guiaba, le habían otorgado el mapa y cronograma de la misión a ella, quizás eso era lo que estaba revisando en su computador, Junior no lo pensó mucho, sólo miraba a su alrededor, no era lo que esperaba, tratándose de un lugar tan alejado en el sistema solar(Neptuno siempre fue la última frontera de la expansión espacial) le sorprendió encontrarse a tanta gente, que fuera un lugar tan activo. A donde quiera que mirara notaba una actividad creciente, una especie de efervescencia, no es que estuviera asombrado, pero la verdad no se esperaba nada de aquello. Ingresaron en un restaurante poco después de un par de minutos de andar caminando, más adelante la calle se bifurcaba. El café era pequeño, unas cuantas mesas y un delicioso aroma a comida y a bebidas de diferentes clases, notó en el ambiente algo que parecía ser pizza. Una vitrina y una puerta eran toda la fachada, a un lado se hallaba el mostrador, pequeño y bastante reducido junto a la zona de pago, el resto de la espaciosa habitación estaba lleno con las diferentes mesas, no estaba muy lleno, sólo debía haber unas 3 o 4 mesas ocupadas, el café entero debía tener más de 12 mesas.

—Tomemos esta. —Dijo Frost escuetamente yendo hacia la última mesa del fondo, se sentaron allí, era una mesa de 4 personas.— No deberían tardar mucho en llegar.

Y en efecto así fue, no habían transcurrido más de dos minutos de estar sentados allí cuando dos personas más ingresaron al café. Venían ataviados con un par de morrales, parecían ser simples viajeros. Se detuvieron un momento en la puerta, explorando el área con la mirada y al divisarlos a ellos se acercaron sin mucho recato y con decisión, eran un hombre y una mujer, ambos de cuerpo robusto.

—Disculpen, ¿Podemos tomar asiento junto a ustedes? —Preguntó el hombre una vez hubieron llegado ante ellos, Junior notó que la pregunta era algo rara, el café estaba casi vacío, había mesas de sobra. Luego agregó:— Somos viajeros.

—Nosotros también. —Respondió Frost en tono mecánico.— Pueden sentarse.

La pareja se sentó y ambos miraron a Frost y a Junior por un momento, sin decir nada. Junior les contempló, ellos eran, al parecer, miembros de Orion-Chains, parecían gente común y corriente, todo lo que había leído en los informes cuando había estado en Ceres le hacía pensar que se encontraría a individuos con características sobrehumanas, la mayoría poseían manipulación genética de primer y segundo grado, la de segundo es muy rara de ver y la de primer grado se encuentra prohibida.

—Somos de la Ganímedes. —Dijo Frost poco después, fue la primera en hablar, se veía muy confiada, ella siempre había sido bastante orgullosa.— Tenemos un trato con ustedes, ya fue discutido el tema con anterioridad, no venimos aquí a negociar ni a plantear nada, venimos a dar nuestra parte y esperar que ustedes cumplan, hemos dado fe de que somos de confianza.

La pareja de Orion-Chains se miraron un momento antes de contestar, esta vez habló la chica.

—Me parece bien, mi compañero y yo somos miembros de una de las células que operan en el interior del planeta. —Dijo, sin dejar de mirar a Junior y a Frost alternativamente, su tono de voz era firme y no vacilaba en usar las palabras.— Recibimos la notificación del alto mando hace unas 32 horas, aceptan que trabajen en colaboración con nosotros y se les permitirá trazar planes, tienen voz y voto, pero sólo en la célula que actúa en el interior. Sin embargo, se nos dijo que la parte del trato que les corresponde deben entregárnosla a nosotros para que la hagamos llegar al alto mando nosotros mismos.

—Estamos de acuerdo. —Dijo Frost inmediatamente, y sacando una memoria de almacenamiento se las entregó colocándola sobre la mesa.— Esta es nuestra parte del trato, son los planos de la base militar del puerto espacial numero 7, en Ganímedes, así como la lista NOC de la Quinta División de hace 8 meses siderales, no pudimos obtener una más reciente.

—Muy bien. —Dijo el hombre tomando la memoria y guardándola en un bolsillo de sus ropas.— Con esto se sella el trato, desde ahora en adelante colaborarán con nosotros en las operaciones que llevemos acabo aquí, se les informará de su misión en cuanto el trámite esté completo y la información llegue al alto mando.

—Bueno, me gustaría que se presentaran. —Dijo Frost, poniéndose de pie.— No quiero irme sin saber quiénes son. Mi nombre es Frost, y el Junior.

—Shawn. —Dijo el hombre.— Soy Shawn, y ella es Nathalia. No debemos quedarnos mucho tiempo aquí. Esperen en la colonia numero 126, allí recibirán sus ordenes cuando estas estén listas. Deben tomar un transbordador hasta la estación 11, de allí sale uno directamente a la colonia 126, encarguense ustedes del hospedaje.

Shawn y Nathalia se pusieron de pie y se marcharon sin decir ninguna otra palabra. Frost tomó asiento de nuevo, la expresión de su rostro era impenetrable, pero Junior creyó notar algo de nerviosismo.

—¿Tu que opinas? —Le preguntó Frost, mirando la puerta por donde los dos individuos acababan de desaparecer.

—No me creo que haya más células operando en el interior del planeta, son la única. —Dijo Junior, sacando a luz todas las sospechas y posibilidades que había considerado mientras les oía conversar.— Estoy casi seguro que son la única, en todo caso nos está prohibido conocer la identidad de los demás, pero no deben ser muchos, o Inteligencia los habría encontrado ya.

—Eso mismo pensé yo. —Confirmó Frost.

—Oye, —Le preguntó Junior volteando a verla.— ¿De dónde diablos han sacado una lista NOC de la Federación? Debe valer una fortuna.

—Prometeo nos la facilitó. —Respondió Frost.— Pero no fue idea mía, detalles como estos fueron planeados por tu amiga la estratega, se le ocurren muy buenas ideas a veces.

* * *

Era el campus de la universidad de nuevo, una larga extensión de yerba verde y fresca, había llovido el día anterior así que el suelo aún se encontraba húmedo bajo ésta, era ya de tarde, sería cosa de las 4 o 5 de la tarde, pues ya el sol mostraba sus tintes rojos en el horizonte del azulado cielo terrestre. En el campus había varios arboles, de considerable tamaño y fresca sombra que se distribuían de forma desigual en el inmenso campus, concentrándose principalmente hacia los edificios donde estaban las aulas y hacia las murallas que limitaban el espacio de la universidad, la zona central, que era considerablemente extensa, contaba con unos pocos árboles nada más y parecía una especie de mar apacible y tranquilo de color verde. A esas horas ya pocas personas se reunían en torno a la universidad y la mayoría se dirigían hacia las salidas o a las zonas de residencias estudiantiles, sólo tres figuras caminaban hacia uno de los árboles de la zona central del campus, el silencio llenaba sus oídos, no se escuchaba más ruido que el caminar de sus pasos sobre la hierba y el cantar de alguno que otro pájaro, sus siluetas se recortaban oscuras contra el cielo crepuscular. Se trataba de una chica y dos chicos.

—Fényx, —Decía la chica, mientras caminaban.— Hemos decidido recurrir a ti. Sabemos que tienes planes, y eres lo más parecido a un contacto que tenemos.

—Suelen decirme que soy especialista en misiones suicidas, Carol. —Respondió Fényx, se iban acercando a uno de los árboles que estaban en el centro.— Me parece que pueden recurrir a cualquier otra persona menos a mi.

—Escúchame, nosotros vamos en serio. —Dijo Carol.— Sabemos a qué debemos atenernos, no somos tontos, sabemos como funciona el mundo.

—No tienes ni idea de lo que encontrarás allá afuera. —Le Dijo Fényx, negando con la cabeza.— Si piensan meterse en lo que creo que van a meterse, no durarán ni dos días antes que los maten.

—Creo que te estás adelantando demasiado en tus conclusiones. —Replicó Carol, mirándole con las cejas alzadas.— Lorenzo y yo somos más capaces de lo que puedes imaginarte, tenemos una noción de como funciona esto, y queremos participar.

—Su rebeldía es admirable, pero no es tan fácil. —Respondió Fényx.— Debemos tener información, actualizada, útil, y eso vale dinero, mucho dinero, y no es algo que tengamos, ¿Creen que pueden enfrentarse a los dueños de este mundo sin algo como el dinero?

—Eso si puede ser un inconveniente... —Dijo Lorenzo, hablando por primera vez.

—Realizar un robo no es tan fácil como creen, es casi imposible con los sistemas actuales, y una estafa implica involucrarse demasiado. —Les explicó Fényx, finalmente habían llegado a un árbol y se sentaron todos en el suelo.— Me apuesto lo que sea a que nunca han estado en una situación de tensión real, en esos momentos no se puede pensar.

—No intentes esos cuentos disuasivos con nosotros. —Le atajó Carol, hablaba con determinación.— Ya te dije, somos más capaces de lo que tu crees, sabemos que estás metido en algo, y queremos ayudarte, no es justo que nos dejes por fuera. Te apuesto a que no encontrarás a más nadie aquí que esté dispuesto a ayudar como lo estamos nosotros.

Fényx les miró alternativamente de uno a otro, sus rostros, sus miradas decididas. Es cierto, él no iba a pasar la mayor parte de su vida huyendo, pero llevarse a dos novatos eso ya era otra cosa, sabía que acudir a Paola iba a traer problemas, por su mente pasaron fugazmente planes alocados, posibles acciones, pero todo era muy complicado, seguiría siendo más fácil si sólo continuara actuando por su propia cuenta, sin compañía. Sus planes, por un lado, no eran tan a corto plazo, todo dependía de lo que descubriera. Ellos no tenían por qué saber nada acerca de la existencia de Prometeo, y de la Organización.

—Está bien, les dejaré. —Dijo escuetamente, como dándose por vencido, en el rostro de Carol se dibujó una sonrisa.— Debo estar cerca de la locura ya.

* * *

La nave salió de El Arca del Diablo junto a otras dos cazas poco antes de que el puerto cerrara. Salir fue en verdad toda una hazaña, pensó Winer, él y otras dos cazas de combate salieron de la nave tratando de no ser vistos o detectados, tuvieron que esperar a que el puerto estuviera relativamente vacío. Salieron por puro impulso agarrado al estar aún dentro de la nave, pues los motores los apagaron apenas estuvieron en el puerto y no los encendieron sino hasta estar relativamente lejos de la estación espacial, lo que le tomó unas dos largas y aburridísimas horas. Era cierto lo que Frost le había dicho, el frío allí afuera era terrible, la calefacción de la nave no funcionaba muy bien, puesto que debía tener el motor apagado, sintió que casi se congeló durante esas dos interminables horas. Cuando por fin hubo encendido el motor recibió las coordenadas de la región que le tocaba explorar, no era en los anillos, era en una zona superior a ellos, teniendo en cuenta la nave que utilizaba tardaría unos 40 minutos en llegar, a su paso atisbaba siempre los controles y el espacio a su alrededor, estando lejos del sol(el cual se veía como una pequeña pelota distante y fría que no calentaba absolutamente nada), en busca de cualquier objeto o simplemente de algo que se viera interesante.

El radar estaba encendido, pero la señal era debil, pronto recibió otra señal en el comunicador, era un mensaje desde la nave. Activó manualmente la comunicación, era una señal de audio, no había imagen, supuso que eso se debía a que estaban en el puerto y no debían mostrar mucha actividad sospechosa.

—¿Piloto Winer? —Dijo una voz femenina.

—Aquí Winer, piloto de la unidad 2 reportándose. —Respondió Winer.

—Soy Yepsy, capitán de estrategia. —Respondió la voz femenina.— ¿Cuál es su informe?

—Mi informe es este: aquí no hay nada. —Respondió Winer.— Esto está absolutamente vacío, como el resto del espacio exterior. Además el radar no funciona bien, tiene mucha interferencia, hay cosas que no entiendo.

—No se preocupe por eso. —Respondió Yepsy.— Las interferencias se deben a las fluctuaciones del campo magnético, son más fuerte mientras más lejos esté del ecuador, el viento solar es lo único que puede ayudarlo, así que procure no acercarse demasiado a la atmósfera del planeta, mantenga una distancia prudente, o perderemos contacto con su nave.

—Entendido, capitana. —Dijo Winer.— ¿Qué se supone que debo encontrar?

—Cualquier tipo de construcción humana, no importa si parece deshabitado abandonado. —Le respondió Yepsy.

—¿Y por qué cree que Orion-Chains tendría sus bases por aquí? —Le preguntó Winer, mientras seguía atisbando a través del cristal.— ¿No sería más fácil usar un satélite o un asteroide como soporte?

—Lo sería, —Respondió Yepsy.— Pero todos los satélites de Neptuno están siendo vigilados por la república, sería muy estúpido colocar una base allí sin permiso de ellos.

Winer esgrimió una semisonrisa, tenía toda la razón del mundo. Mientras tanto, en El Arca del Diablo, Frost y Junior ya estaban de regreso y se hallaban en el Puente de Mando; Nathalia, la operadora de la nave, se encontraba en su puesto y era la que se encargaba de mantener el enlace con la nave de Winer; Yepsy estaba simplemente flotando en el aire, inclinada ligeramente hacia atrás, viendo la pantalla del Puente de Mando, en ella se mostraba un plano en tercera dimensión de Neptuno, las estaciones orbitales y los satélites naturales del planeta.

—Será difícil detectar algo aquí sin el radar. —Dijo la voz de Winer.— Esperen, creo que veo algo, pero es extraño, el radar no lo muestra.

—¿Qué es? —Preguntó Yepsy inmediatamente y echándose hacia delante, yendo hacia el puesto de Nathalia.

—No lo sé, pero es grande, debe estar a unos 20Km de mi, —Respondió Winer.— Y sin embargo, puedo verlo, es enorme.

—¿No puede ser solo basura espacial? —Dijo Frost.

—No lo creo, —Dijo Junior, a su lado.— Si así fuera aparecería en el radar.

—Tiene razón, —Agregó Yepsy.— Sea lo que sea tiene la capacidad de evadir el radar. Dame una descripción completa cuando lo tengas más claro, pero sé prudente, no te acerques mucho.

—¿Crees que los tenemos? —Le Preguntó Junior.

—Sí, así es, —Respondió Yepsy con una sonrisa de satisfacción en su rostro.— Creo que nuestras predicciones dieron en el blanco.