miércoles, 15 de diciembre de 2010

Capítulo 10

En la mira

El encuentro tuvo lugar en una callejuela de la estación Andrómeda, por unos momentos, Marilyn pensó que había llegado demasiado tarde, pero unos gritos y un par de disparos le indicaron que aún existían posibilidades de cumplir la misión, se detuvo a una calle de distancia y se ocultó en el interior de un pequeño Café, toda esa región estaba desierta ya, el caos era total en la estación espacial, no obstante, a pesar de los diversos combates(que Marilyn aun no se explicaba, para empezar ¿Quién diablos combatía con quién?), no se había iniciado aún la evacuación. Se asomó y miro desde el filo de la pared, dos hombres estaban apostados en la esquina disparaban hacia la otra calle, pronto oyó disparos en respuesta, estaba a punto de moverse cuando una ruidosa explosión retumbó por todo el lugar, miró hacia el otro lado y escuchó disparos de nuevo, gritos y algunas ráfagas de ametralladoras, a lo lejos, a unas 6 o 7 calles, un vehículo de la policía acababa de explotar y alguien les seguía disparando. Un combate en un lugar como ese era toda una locura, definitivamente el que dirigía esa operación no estaba en sus cabales.

—¡Todos por aquí parecen haberse vuelto locos de la noche a la mañana! —Se dijo, mientras sacaba su arma, una pequeña y practica pistola, silenciosa y mortal, la cargaba y se volvía a asomar al borde de la pared.— Me arrestan por unos días y el mundo entra en caos, ¡Perfecto!

Apuntó su arma y disparó al primer hombre, la bala atravesó limpiamente el cráneo y el sujeto cayo inerte al suelo sin que su compañero lo advirtiera. Lentamente, con deliberada calma, apuntó al otro, su mirada fija en las sienes del hombre, que a su vez estaba apuntando y disparando hacia la otra calle. Pero de pronto, todo se volvió un caos, un temblor terrible sacudió a toda la estación, las luces fallaron por unos escasos segundos y luego volvieron, ella aprovechó y disparo el resto del cartucho, pero no apuntó bien y no supo si dio en el blanco, pero acto seguido, una ráfaga de ametralladora barrió toda la boca calle y unas balas casi le dan a ella, se cubrió a tiempo para ver como el hombre que quedaba caía al piso con el pecho destrozado por la metralla. Luego todo se volvió silencios, el otro combate, a 6 calles de ella también parecía haber llegado a su fin.

—¿Pero qué demonios fue eso? —Se preguntó, mientras recargaba el arma, se cubrió con la pared, comenzaba a dudar que Fenyx estuviera al otro lado de la calle, si bien los hombres que había matado estaba segura que no trabajaban para el gobierno de la Federación, lentamente se dio vuelta y se asomó al filo de la pared de nuevo. Lo primero que vio fue el cañón del fusil que estaba, literalmente en su nariz. Lentamente, con una calma que incluso a ella misma le asombraba, subió la mirada y contempló al propietario.

—¡Fényx! —Exclamó al verle.

—Si tu eres el rescate, quiere decir que estamos realmente escasos de personal. —Respondió este con voz sarcástica.

* * *

Frost ingresó a Ceres a las 17 Horas(según el horario marciano, que regía allí). Ceres es considerado el objeto más grande en todo el cinturón de asteroides, y es muy difícil de localizar debido a su orbita inestable, y el acceso es aún mas complicado, puesto que se haya rodeado siempre de una interminable cantidad de escombros espaciales, había sido abandonada como colonia espacial siglos atrás. Descendió al Hangar en cuanto llegó con la carta de recomendación de Junior, no obstante el recibimiento no fue tan grato como ella esperaba.

El hangar era sumamente amplio, debía tener unos 8 kilómetros cuadrados, un complejo techado y presurizado de esas dimensiones sólo existía en las colonias de la Federación y en la Luna, había alrededor de 40 naves de toda clase en el hangar, al mirarlas en detalle reconoció que no había visto antes ningún modelo parecido. Dos hombres, vestidos de uniforme militar, se acercaron a ella. Eran altos, de tez morena, cabello negro y una recia compostura, le saludaron con aire marcial y le condujeron al interior de la colonia. Winer se quedaría en la nave, según le habían informado, pues necesitaban hablar con ella en privado.

—¿A que se debe todo esto? No es justo, el debería venir. —Protestó Frost, mientras intentaba seguir el paso de los dos militares, cuyas largas piernas les permitían cubrir un mayor trecho en cada zancada, a su alrededor, el bullicio del hangar era sorprendente, al parecer, estaban haciendo los preparativos para el despegue de varias naves y todo el recinto resonaba con las ordenes y gritos, las conversaciones y el ruido de las maquinarias.

—En la carta que recibimos, —Comenzó a explicar uno de ellos,— se nos informó que usted sería la jefa de operadores de el Arca del Diablo, su historial es satisfactorio, su expediente genético ha demostrado ser el indicado según las perfiles de Prometeo y además lleva una carta de recomendación del capitán.

—¿De quién? —Preguntó ella sorprendida, deteniéndose en mitad del hangar y mirando a los dos militares.— Esperen, ¿Junior es capitán?

—Así es, —Respondió el otro militar,— es el capitán del Atlas, una de nuestras mejores naves, aunque pronto será trasladado al Arca del Diablo, su rango allí aún está por decidirse.

—¡Y el muy estúpido nunca invitaba una cerveza cuando se lo pedía! —Le reprochó Frost en voz baja.

—¿Disculpe? —Dijo el militar, mirándole intrigado, aunque algo divertido.

—No es nada, continuemos. —Respondió Frost, emprendiendo la marcha, estaban llegando al puente de mando del Hangar, un edificio con enormes ventanales y de aproximadamente dos pisos adosado a la pared de metal del hangar. Una escalera ancha los condujo hasta el primer piso.

—Quizás no se haya enterado, —Explicó el otro militar, mientras comenzaba a subir la escalinata,— en el viaje no fue posible la recepción de señales de radio externas, así que no escuchó las noticias, pero la crisis ha estallado en la Federación, con un atentado terrorista en Europa. Un supuesto grupo paramilitar llamado Orion Chains, se ha adjudicado el ataque. Pero eso no es todo, el gobierno de la Federación ha hecho un gran esfuerzo por silenciar lo que está ocurriendo en Andrómeda.

—¿Qué sucede en Andrómeda? —Preguntó Frost inmediatamente.

—Nuestros agentes han sido expulsados de la estación espacial, ha habido fuertes tiroteos, y la policía ya no puede contener la situación, se espera el arribo del ejercito en unas 72 horas, pero tememos que para entonces ya sea tarde. —Respondió el militar, luego se detuvo en mitad de las escaleras y dijo a Frost.— Hasta donde sabemos, de acuerdo a los informes de Junios, una de las pocas agentes que sobrevivió, planean hacer volar la estación Andrómeda completa.

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