jueves, 16 de abril de 2009

Capitulo 1, parte 1

Ganimedes, Puerto Espacial Número 7.

Las calles y pasillos interiores estaban desiertos, a lo lejos, se oían los rumores de la batalla, humo y fuego era lo que se observaba a donde quiera que se miraba, barricadas hechas de escombros cubrían la calle, las casas y recintos interiores estaban vacios de vida, pero alfombras de cadáveres cubrían los suelos. La guerra se había tornado cruenta, después de la Tragedia de Andrómeda, la Federación declaró la guerra a Neptuno, en un principio, en vista de la superioridad numérica y del poder de la flota de Neptuno, se creyó que la victoria se decidiría rápido a favor de la Federación, pero las fuerzas de Neptuno poseían mejor tecnología y sus fuerzas, aunque menores en número, estaban mejor preparadas. Las dos flotas interplanetarias chocaron y se enfrentaron en el espacio junto a las lunas de Neptuno, tras una larga batalla y múltiples choques, la Flota de la Federación emprendió la retirada, el Asalto a Neptuno había fracasado, y fueron estos quienes iniciaron la revancha y persiguiendo a la flota llegaron a las inmediaciones de Saturno e iniciaron el asedio de Ganímedes. Durante dos meses se sucedieron combates espaciales entre la flota de la federación y la de Neptuno y las tropas de Neptuno penetraron por fin en Ganímedes, e iniciaron los combates, cruentos combates cuerpo a cuerpo, calle por calle y casa por casa. No se trata de destruir las bases de Ganímedes (compuesta por 17 puertos y semi-colonias esparcidas por la superficie del satélite), era una infraestructura muy valiosa como para dañarla letalmente, se debía tomar su control.

Entre las calles destrozadas del Séptimo Puerto, colándose entre los escombros de vehículos destrozados y las barricadas, se observó a dos pequeñas figuras. Iban envueltos en trajes y llevaban cascos, a su espalda colgaban sendos morrales y entre las manos llevaban sus rifles, no eran armas de rayos láser, eran armas de fuego con balas de metal, puesto que las armas de rayo láser eran muy complicadas y difíciles de fabricar, se usaban como cañones y eran de alto calibre, las mas pequeñas, las únicas que podían ser transportadas por hombres, debían ser cargadas entre dos personas. La calle era larga y el humo lo empañaba todo haciendo que fuera imposible divisar algo a mas de dos calles de distancia, puesto que las colonias son cerradas y presurizadas, no hay vientos en ella y el humo de los combates no tenia a donde escapar, los conductos de ventilación no funcionaban, habían sido destruidos al iniciar los combates.

Las dos figuras que se arrastraban entre los escombros poseían uniformes distintos, no eran ni miembros de las fuerzas de Neptuno(azules) ni de la Federación(blancos), sus uniformes estaban desgastados, y se notaba que alguna vez debieron ser rojos. Uno, alto y la otra baja, ambos delgados y rápidos en sus movimientos. Se detuvieron en una esquina, ocultos por una barricada de escombros parcialmente destruida por alguna bomba, y se echaron al piso, contemplando la esquina que estaba más al fondo, en donde unos soldados con ropas azules transportaban un cañón láser.

-Lorenzo: bien… ya estamos aquí, quién de los dos lo hará?

-Caro: déjamelo a mí, no les dará tiempo a saber qué diantres fue lo que pasó.

-Lorenzo: esta bien, ve por los edificios, yo te cubriré desde aquí.

-Caro: ten cuidado…

-Lorenzo: eso debería decírtelo a ti… -Dijo, extrayendo de su mochila un pequeño telescopio.

-Caro: esa cosa sí que es anticuada…

-Lorenzo: pero efectiva, tenlo por seguro.

Ambos se separaron, encendieron sus radios, Caro entro en una casa, la de la esquina y se movió entre los escombros de la casa, las paredes chamuscadas y marcadas por las cicatrices de la metralla, y en algunos sitios grandes agujeros con los bordes de metal derretidos, la inconfundible huella de un Cañón Láser. Había agujeros y troneras por todos lados, y colándose a través de ellas, se movió en dirección al contingente que custodiaba el Cañón, oculta. Lorenzo en cambio, se movía rapando lentamente, pronto llegó a la segunda barricada que estaba en mitad de la calle, a unos 30 metros estaba el contingente, unos 8 soldados y 2 más que eran los que transportaban el cañón, de sus bolsillos extrajo una granada, cargó su rifle y apuntó, aun acostado en el suelo, mientras con la otra mano sostenía la granadas. Hablo por la radio, casi en un susurro.

-Lorenzo: estoy listo, tu lo lograste ya?

-Caro(su voz sonando en el auricular de su oído): aún no, no consigo un lugar indicado, tu ves uno?

-Lorenzo: sí, en la esquina, en el segundo piso del edificio, allí hay una ventana, hay 10 soldados abajo, 3 acaban de entrar al edificio contrario, y los otros dos están custodiando al cañón. Muévete ahora que tienes tiempo.

-Caro: eso tardará, la escalera esta destruida, estoy en la casa de la esquina. –Caro estaba, en efecto, en esa casa, la puerta estaba destrozada, pero no había electricidad en ese lado del puerto, moviéndose lo mas silenciosa que podía, atravesó el salón que daba a la puerta y se dirigió a la destruida escalera y comenzó a trepar por los escombros, pronto llego al segundo piso, encontró la habitación de la ventana y se acercó a ella, se agachó y quitándose la mochila, puso a un lado su rifle y extrajo de su mochila una extraña caja, la abrió y sacó de ella varios instrumentos que fue armando lentamente, era una especie de rifle pero de mayor calibre y mucho mas grande. Lentamente y con cuidado lo fue apoyando en el borde de la ventana y poniéndose lentamente de pie, procurando que las sombras le taparan siempre, logró tener a la vista el cañón y dijo a la radio:- Estoy lista.

-Lorenzo: perfecto… -Dijo sonriendo, y quitando el seguro a la granada, la arrojó. Una violenta explosión, humo y fuego, dos cuerpos salieron volando, uno de ellos despedazado, el otro cayó en el suelo retorciéndose de dolor.

-De dónde vino eso?!!! –Oyó que gritaba uno, desesperado, inmediatamente comenzaron a disparar en todas direcciones, los 3 que quedaban(dos en torno al cañón) se echaron inmediatamente al suelo, saliendo de su línea de tiro, Lorenzo no disparó, esperaba que salieran los que estaban en el otro edificio, inmediatamente por una tronera de ese edificio comenzaron a salir disparos, y Lorenzo respondió disparando en esa dirección, dos cuerpos cayeron de ella en cuando lanzó una ráfaga hacia allá.

-Allí está!! –Escuchó decir a uno, Lorenzo lanzó una ráfaga en dirección al Cañón, pero no dio a nadie.

-Lorenzo: apresúrate caro!! –Gritó al comunicador. Una ráfaga de metralla barrió el suelo a escasos centímetros de él.- Maldita sea, los muy desgraciados hasta tienen buena puntería! –Y respondió con una nueva ráfaga. El cañón láser empezaba a parapetearse para dispararle… arriba, en el edificio, Caro esperaba ese movimiento, y se preparó para disparar.

-Lorenzo: al diablo!!! –Y levantándose comenzó a disparar mientras retrocedía lo más que podía, una granada fue arrojada y explotó a unos 4 metros de él, las esquirlas golpearon en su traje y casi lo traspasa y la explosión le desequilibró y le hizo caer, en eso el cañón láser disparó y una segunda explosión voló en mil pedazos la barricada de la esquina tras de él, terminando de destruirla. En ese momento…

-Caro: te tengo… -Y disparó, el Cañón explotó, y los 2 soldados que quedaban se batían en retirada, disparando ráfagas, un tercero estaba aun junto al cañón, y disparó al edificio, la ráfaga traspasó las débiles paredes y Caro se arrojó al piso, luego, tomando su otro rifle, apuntó al suelo y disparó diagonalmente a través de él. No hubo respuesta.

-Caro: hey, Lorenzo, estas allí? Todo listo por acá… que tal tú?

-Lorenzo(su voz sonando en el auricular): casi vivo…

-Caro: vamos, hay que reportarnos… pronto volverán estos, tienen que recoger los cuerpos…

-Lorenzo: quedó algo del Cañón?

-Caro: nada, creo que nada…

-Lorenzo: joder, que mala suerte…

Los dos se reunieron junto a los restos de la emboscada, y pronto se retiraron, deslizándose cuidadosamente de nuevo por las calles llenas de humo blanco y negro y alumbrada con siniestras llamaradas de restos de incendios, no encendían linternas, eso en tiempo de guerra es un suicidio. Llegaron al hangar, en donde se encontraba su cuartel, allí fueron recibidos. Un hombre los recibió en la puerta, llena igual de escombros que todo el Séptimo Puerto, de estatura mediana, igual de delgado, tez morena y una inconfundible mata de cabello enroscado y enmarañado… en esa región de la base no usaban cascos.

-Junior: ¿Ya terminaron? –Pregunto en un alegre tono, como si se tratara de una fiesta a la que viniera llegando.

-Lorenzo: sí… fue una tarea realmente fastidiosa sólo para nosotros dos. –Respondió con voz cansada.

-Junior: son los mejores de por acá, seguro no les costó nada.

-Caro: qué hay que hacer ahora, tu nunca apareces solo para saludar, siempre hay trabajo extra cada vez que te veo.

-Lorenzo: ¿Ya se conocían?

-Caro: mas o menos… -Dijo, sin entusiasmo alguno.

-Junior: bueh… y algo así, el caso es que, tengo una noticia que darle a los dos… nos vamos de Ganímedes por una temporada.

-Lorenzo: ¿Qué? –Replicó con incredulidad.

-Junior: si, solicitan nuestro servicio, el de nosotros tres…

-Caro: ¿Y tu en qué eres bueno? No te he visto en ningún combate… nunca. –Dijo, con aire desafiante mientras miraba a junior.

-Lorenzo: eso es verdad… yo tampoco.

-Junior(con una maliciosa sonrisa en sus labios): eso ya lo verán…

bueno, pronto seguiré, disculpen el retraso... es que andaba sin USB, xDDDD Ah, y ya cambiaré el tema musical, descuiden xD

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